jueves, septiembre 28, 2006

 

Los clavos


Esta es la historia de un muchachito que tenía muy mal carácter. Siempre estaba de mal humor y gritaba y discutía con frecuencia. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta. El primer día, el muchacho clavó 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos.

Descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos.

Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día.

Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter. Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta. Su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo: has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que tu pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves. Tú puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero del modo como se lo digas lo devastará, y la cicatriz perdurará para siempre. Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física.


miércoles, septiembre 27, 2006

 

La teoría del cambio



Conocí en un club de montaña en el que estuve a una peluquera; cierto día, hablando sobre la importancia de la imagen física en una persona nos comentó que de hecho muchos cambios de imagen radicales (teñirse el pelo, rizos, mechas, cambios de peinado, etc) vienen precedidos de una necesidad de cambio en es aspecto exterior. Una ruptura amorosa, un nuevo trabajo, decepciones, sinsabores, y que los peluqueros además de ser los ejecutores de esa transformación son los últimos testigos del viejo yo, e incluso a veces hacen de psicólogos escuchando las historias de los clientes, que necesitados de hablar sobre ello no dudan en transmitir sus lamentos en medio del proceso.

La imagen física es importante; sí, es bonito eso de que la belleza está en el interior, y estoy de acuerdo con ello, pero a quién no le gusta estar guap@? De hecho la industria de la imagen mueve miles de millones: moda, productos de belleza, cirugía plástica, gimnasios, colonias, cremas hidratantes. Los guapos y guapas de la sociedad se perfilan como modelos a seguir, y ser guapete ayuda mucho en la carrera hacia el éxito, sobretodo en ciertas profesiones.

Personalmente no me considero ni guapo ni feo; soy un tío normal. Tampoco es me preocupe excesivamente mi imagen, pero de vez en cuando sí que me gusta cambiar. Y sobretodo me gusta hacerlo cuando siento que mi vida necesita un cambio; la peluquera tenía razón. Con los años me he vuelto algo más pijín, me gusta la ropa elegante pero siempre dentro de mis posibilidades e ir de tiendas si hará unos años me aburría soberanamente ahora me entretiene.

Somos mucho más de lo que vemos en un espejo; pero también necesitamos que lo que vemos nos guste. Incluso los más hippies tienen su propio estilo y necesitan tenerlo, porque les gusta. El cambio puede ser un principio, pero necesita que le sigan más cambios y más profundos. Supongo que así es la vida a veces, llena de momentos en los que hay que pararse a pensar que es lo que no funciona y por qué, y actuar, mover ficha; y esperar que los resultados sean distintos.


lunes, septiembre 25, 2006

 

Un poco de Jazz



Bill Evans, posiblemente el mejor pianista de Jazz de la historia.


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sábado, septiembre 23, 2006

 

Todo en un viernes


Hoy ha sido un día más intenso de lo habitual en esta especie de paréntesis laboral y académico; he ido, como siempre, a comprar el pan por la mañana. Preparaba la comida cuando recibí la llamada de un amigo (quizás el único que me queda) para ver si podía comer con él al Diversia. Por las horas se me ocurrió que podía llevar a mi hermano al trabajo (La Moraleja). Así lo hice, y mientras conducía por la A1 me daba cuenta de que mi hermano y yo somos extraños, y que nuestras conversaciones son triviales y llenas de silencios. Quizás miramos por caminos demasiado distintos.


Después de dejar a mi hermano salí a toda pastilla hacia el Diversia (que por suerte está casi al lado.) No obstante el tráfico habitual de los viernes por la tarde y la dificultad de encontrar aparcamiento me demoraron un poco. Sin embargo mi amigo no había llegado aún. Mientras esperaba eché un ojo a la cartelera de estrenos. Hace siglos que no voy al cine.


El VIPS fue el lugar elegido para el almuerzo. Había menos gente de la que esperaba, y la mayoría eran críos que salían del instituto o trabajadores del parque empresarial. En las caras y en las conversaciones podía percibir un ambiente distendido, animado, supongo que por ser viernes. Un repaso a nuestras vidas, un repaso a algunos recuerdos y momentos compartidos mientras la comida iba despareciendo de nuestros platos. El tiempo se nos echaba encima y con un apretón de manos nos despedimos y prometimos que quedaríamos para ir a montar en karts, algo que tenemos pendiente.



Me dirigí al siguiente punto de destino, ya en Madrid ciudad. Tras un nuevo atasco y tras superar un despiste (me pasé la salida que debía tomar) mi coche yacía aparcado en zona verde. Una hora, y si me pasaba del tiempo la multa sería de 3 euros. La entrevista de trabajo fue demasiado corta y no lo esperaba; he pensado en dar clases particulares puesto que tengo algunas horas, y el dinero no viene mal. Parece interesante pues me dan libertad de horarios y de alumnos. Lo pongo en mi lista de “cosas que hay que pensar”. Salgo con el tiempo justo para que no me multen y antes de arrancar el coche cargo en mi cabeza la ruta a seguir.


La facultad estaba tan vacía que podía oír el sonido de mis propios pasos al caminar; vamos que no estaba ni el gato que suele frecuentar los pasillos; otro año más aquí, hay que joderse. Fui para averiguar las fechas de matriculación y para confirmar el único aprobado del curso. ¿Y ahora? Pues vamos a ver si ya han llegado. De vuelta a la Moraleja.


Me quedan bien, creo yo; además no es un capricho, es una necesidad, pero ya que me iba a gastar una pasta, mejor estar guapo creo yo. Mi hermano salía de currar a las 9 y eran todavía las 7; él no tiene coche y la vuelta a casa es un poco coñazo en el fenomenal transporte público que Espe dice que hay en Madrid. Le dije que volvería a buscarle; gracias a él me han hecho un 20% de descuento así que lo menos que puedo hacer es venirle a buscar. Bueno, lo menos que puedo hacer es nada, pero hay que hacer algo.


El Plaza Norte es inmenso y creo que la mitad de la población de Madrid escogió aquella tarde para visitarlo. Maniobras imposibles para salir del embotellamiento y tras conseguir un hueco me fui a ver tiendas para hacer tiempo. Es curioso cómo comprar forma parte de nuestras vidas. Comprar y gastar. Me entretuve un rato en la FNAC leyendo un libro de Formula 1 y sentí la tentación de seguir gastando, pero mejor no que están de camino algunas facturas.


Finalmente, regresé a por mi hermano y mientras le esperaba seguí viendo tiendas, esta vez más lujosas (donde hay dinero, hay dinero). ¿Vaya, qué es esto? Sé de una malagueña a la que le encantaría. Una tarde intensa, y al llegar a casa me puse a ver una peli sobre arañas gigantes. No es la mejor forma de terminar el día. La mejor es escribir un poco, y empezar a pensar en el futuro. Y eso nos lleva al siguiente post.


miércoles, septiembre 20, 2006

 

Tierra trágame


Como cualquier persona, supongo, he vivido situaciones en las que te gustaría desaparecer como por arte de magia, o teniendo en cuenta que es más bien difícil, que se produjese algo que desviase la atención a otra parte. Son situaciones embarazosas en las que uno se siente ridículo. Antes reaccionaba bastante mal y me ponía de muy mala hostia o me deprimía; ahora trato de tomármelo con filosofía.


Una en la que pasé mucha vergüenza fue en clase; el profesor nos comentó que podíamos realizar los ejercicios usando un software y enviarle las soluciones por correo electrónico. Me gustaba aquella asignatura y me pasé toda la tarde currando delante del ordenador, para luego hacer un clic al botón “enviar”. Lo que no sabía es que le había enviado algo más. Al día siguiente en clase comentó que ya había recibido el emilio… pero que estaba cargado de virus. La carcajada de la clase (unas 50 personas) fue digna de un monólogo de Quique San Francisco, y mi expresión facial digna de una foto. Madre mía qué mal lo pasé; me puse de color rojo vino. Supongo que mi ordenador, demasiado antiguo, estaba plagado de virus peor yo no lo sabía. Es irónico porque al acabar el curso, saqué un sobresaliente en la asignatura.


Otra cosa que suele dar corte es cuando pillas a alguna pareja in fraganti; una fiesta en una casa que no conoces, buscando el baño, entras en una habitación y zas! Aquella noche no encendí la luz de la habitación, pero los gemidos delataban la escena. Por suerte la pareja estaba demasiado ocupada…. También me ocurrió en mi casa y me valió una bronca con mi hermano; joder podía haber avisado de que iba a venir su novia. Menos mal que ésta se puso para bloquear la puerta que si no…..


Bailar es divertido, pero ten cuidado de donde lo haces; si estás en una panadería y tienen puesta la radio con uno de tus temas favoritos sonando, cuidado con soltarte demasiado. No sea que te pongas a bailar en medio del establecimiento a lo Travolta y cuando reconectas con la realidad veas las caras, unas de asombro y otras riendo de la gente.


El alcohol suele propiciar estas situaciones; en el momento te da igual pero al día siguiente cuando las neuronas vuelven a ajustarse los recuerdos llegan y la mano va a la frente. Y es que me he declarado un montón de veces en estado etílico, algo no recomendable. El suero de la verdad. Sólo los borrachos y los niños dicen la verdad.


En fin, supongo que la vida tiene estas situaciones y cada uno reaccionamos de una forma. A algunas personas no les afecta mucho, apenas tienen sentido del ridículo o la vergüenza y supongo que puede ser tanto un virtud como un defecto. Virtud porque son muy naturales y no les importa lo que los demás piensen. Defecto porque hay que saber comportarse en ciertas situaciones y saber que algunas acciones pueden herir a la gente. Mejor no tenerlo, creo yo a tenerlo.


lunes, septiembre 18, 2006

 

Arte urbano



Este tío es un genio

Mañana estará en Burgos haciendo de las suyas.

Impresionante la sensación de profundidad que logra en sus obras. Yo soy de cabeza cuadrada y los temas artísticos no se me dan bien, por eso admiro mucho a esta gente.

sábado, septiembre 16, 2006

 

Ya llega el otoño


Empieza a refrescar e incluso ya han caído las primeras lluvias; amanece más tarde, anochece antes y es hora de ir sacando jerseys y mantas del armario. El otoño, mi estación preferida del año, se acerca y con él creo que se acerca un nuevo cambio. Hora de plantearse nuevas metas y nuevos objetivos (otra vez) y de que el círculo empiece a girar de nuevo.

Al otoño se le acusa de ser una época gris, triste y oscura, pero durante esta estación aparece un colorido maravilloso en bosques y paisajes mucho más bonito que el de la primavera. Los contrastes entre el rojo, el amarillo, y el ocre son un regalo para la vista. Y el olor que se respira al pasear (debido a la humedad) es algo delicioso. A ver si este otoño puedo acercarme al Hayedo de Montejo que dicen que es una pasada.

Bienvenido seas, otoño.

jueves, septiembre 14, 2006

 

Pérdidas



A veces no sabe uno lo que tiene hasta que lo pierde para siempre; y es especialmente doloroso por el sentimiento de culpa que genera. Por no haberlo valorado cuando se debió. Una de esas lecciones que la vida te enseña a base de tumbarte de una hostia y de la que cuesta levantarse. En esos momentos desearías retroceder en el tiempo y hacer las cosas otra forma, pero por desgracia no es posible. El daño ya está hecho y esa persona nunca te verá como antes.

Se cambian las tornas y uno adopta el papel del otro; la oscuridad comienza a cubrirlo todo y el tiempo se ralentiza, haciendo que cada momento parezca eterno. La duda, la inseguridad y la desesperanza vienen poco después. Ya no sabes si la persona te dice lo que siente o lo que quieres oír. La cabeza dando vueltas todo el día y toda la noche.

Malo es perder a alguien. Peor es ser el culpable de haberlo perdido.






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domingo, septiembre 10, 2006

 

Música para amar


Il Principe:
Nessun dorma!... Nessun dorma!...
Tu pure, o Principessa,
nella tua fredda stanza
guardi le stelle che tremano
d'amore e di speranza!
Ma il mio mistero
è chiuso in me,
il nome mio nessun saprà!
No, no, sulla tua bocca lo dirò,
quando la luce splenderà!
Ed il mio bacio scoglierà
il silenzio che ti fa mia!

Coro donne:
Il nome suo nessun saprà...
E noi dovrem ahimè, morir, morir!...

Il Principe:
Dilegua, o notte! tramontate, stelle!
Tramontate, stelle! All'alba vincerò!
Vincerò! Vincerò!


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sábado, septiembre 09, 2006

 

Paseando y pensando


Chamberí es uno de los barrios más antiguos de Madrid y donde se concentran muchos pisos de arquitectura clásica; pisos grandes, de muros gruesos y sólida construcción, con fachadas muy ornamentadas y áticos que deben de ser una puta maravilla. El barrio se ha transformado mucho estos últimos años por la inmigración, pero muchas de estas viviendas continúan allí. Y no son nada baratas por cierto. Los dueños suelen ser ancianos en su mayoría, que llevan varias décadas allí y que por su avanzada edad no se dejan ver mucho. Como comentaban en el blog de Aiyana, no sé si merece la pena vivir así, cuando el cuerpo ya no responde y a veces ni la mente. “Todo el mundo quiere llegar a viejo, pero nadie quiere serlo” decía un escritor cuyo nombre no recuerdo.


Cada vez que paseo por esa zona me encuentro a muchos de ellos, algunos incluso en silla de ruedas, empujados por algún familiar también de avanzada edad. Cuando veo a estos ancianos (algunos parecen más muertos que vivos) me pregunto cómo será su vida; cada día puede ser el último y llegados a la etapa final, sólo queda mirar atrás y disfrutar de esos momentos que la existencia ha regalado. Curioso contraste ya que también se ve a mucha gente joven, la mayoría sudamericanos, aunque también treintañeros y parejas jóvenes. Es un barrio muy vivo, y a veces echo de menos esa vida, ya que vivo en un pueblo que a veces parece un pueblo fantasma. Es la paradoja de la calidad de vida. ¿Tranquilidad? Sí, pero, demasiada tranquilidad? No.


La calidad de vida es una compleja y subjetiva ecuación; las ciudades proporcionan ocio, servicios, lugares por los que pasear, entretenimiento, pero por el contrario también proporcionan delincuencia, estrés, contaminación, falta de intimidad y unos precios elevados. Los pueblos pequeños presumen de tranquilidad, de calles pacíficas y de ser más cálidas y acogedoras. Pero si son demasiado tranquilos y no consigues entablar amistades o crearte una vida allí el aburrimiento está asegurado, y la lejanía complica la cosa. O coche o transporte público. Hay incluso gente que sólo duerme allí (ciudades dormitorio) y hace su vida fuera. Y es que los precios de los pisos en la ciudad son ya de risa. Constructoras, bancos e inmobiliarias facturan miles de millones a costa de la especulación y de las familias ultrahipotecadas. Creo que necesitamos otra revolución del 68 y que estos putos ladrones (respetables votantes del PP) sean enviados a picar piedra.


Ciudades o pueblos, dos formas de vivir, pero no las únicas; hay ciudades pequeñas y pueblos grandes. Hay quien vive en el campo, o en medio de la nada, o incluso en la puta calle. O en otro país, en otra ciudad distinta a la suya, en frente del mar o de la sierra. En piso, chalet o en un loft. Solo, con la familia, en pareja o con amigos. El caso, supongo, es elegir la vida que uno quiere vivir. Siempre que puedas.


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