jueves, septiembre 14, 2006
Pérdidas
A veces no sabe uno lo que tiene hasta que lo pierde para siempre; y es especialmente doloroso por el sentimiento de culpa que genera. Por no haberlo valorado cuando se debió. Una de esas lecciones que la vida te enseña a base de tumbarte de una hostia y de la que cuesta levantarse. En esos momentos desearías retroceder en el tiempo y hacer las cosas otra forma, pero por desgracia no es posible. El daño ya está hecho y esa persona nunca te verá como antes.
Se cambian las tornas y uno adopta el papel del otro; la oscuridad comienza a cubrirlo todo y el tiempo se ralentiza, haciendo que cada momento parezca eterno. La duda, la inseguridad y la desesperanza vienen poco después. Ya no sabes si la persona te dice lo que siente o lo que quieres oír. La cabeza dando vueltas todo el día y toda la noche.
Malo es perder a alguien. Peor es ser el culpable de haberlo perdido.
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