domingo, mayo 28, 2006

 

Luz y oscuridad


La imagen muestra uno de los fenómenos más impresionantes que existen en nuestro planeta: la Aurora Boreal. Sólo visible en unos pocos lugares (Alaska por ejemplo) y en ciertas épocas del año. Las partículas solares (arrastradas por los campos magnéticos de la Tierra) chocan con la atmósfera produciendo un manto de un colorido brillante y cambiante. Una pasada.

La luz es una onda electromagnética que viaja a una enorme velocidad; su longitud de onda (si hablamos de luz visible) está entre 400 y 700 nanómetros y dependiendo de dicha frecuencia tendremos un “color”; lo pongo entre comillas porque en realidad el color no existe, o mejor dicho, es una magnitud psicofísica. Nuestro complejo sistema de captación de luz (los ojos) está equipado con unos sensores muy sofisticados que nos permite distinguir esa frecuencia. El resto de los mamíferos no posee ese sistema y por tanto no pueden distinguir colores. Un mundo en blanco y negro.

La percepción de la realidad no implica necesariamente que esa realidad sea cierta. Si apagamos la luz los colores desaparecerán y seremos incapaces de ver nada. La oscuridad nos domina en ese momento. ¿Encuentras alguna similitud con la vida cotidiana? ¿Alguna vez la oscuridad ha cubierto tu vida y has sido incapaz de ver nada? Seguro que sí. En mayor o menor grado, a todos nos ha pasado alguna vez. ¿Cuál fue la luz que te iluminó?

¿Noche o día? Yo vivo más de día (aunque trabaje de noche) pero ahora que se acerca el verano reconozco que me gusta pasear por la ciudad cuando el sol ya se ha puesto, tomar algo en alguna terracita (si puede ser al lado del mar, mucho mejor) y acostarme más tarde de lo habitual. El sueño de una noche de verano, se podría llamar. Eso sí, después me gusta sentir la luz del sol en mi cara. Me da energía, me anima, y me recuerda que la oscuridad siempre desaparece dejando paso a la luz.


viernes, mayo 19, 2006

 

Las nuevas aventuras de Javier


De pequeño me fascinaban las películas de aventuras, rollo Indiana Jones, Willow etc etc; me imaginaba a mí mismo en el papel de los protagonistas, luchando contra los malos, descubriendo tesoros o mundos fascinantes y al final casándome con la chica. Tan fantasioso era que pasaba muchos ratos soñando despierto, imaginando la situación, creando mentalmente y encajando decorados, guiones, y por supuesto sonrojándome imaginando el beso final con la heroína. Fantasías de un crío.

Los años pasan y a medida que maduras te integras en el mundo real; un mundo a veces aburrido, a veces decepcionante. Si algo he aprendido en la vida es que hay que mojarse para sacar algo, hay que vivir aventuras. Quedarse tumbado en el sofá esperando que te suceda algo, que el destino llame a la puerta, no suele funcionar. Como decían en una película, “si lo único que haces en tu vida es mirar verás como tu vida pasa de largo”.

Y ya sea por x o por y, mi vida es más intensa que nunca; me gusta, aunque a veces necesito esos momentos de tumbarse en el sofá y escuchar el sonido del silencio. Me he embarcado en unas cuantas aventuras; algunas fracasaron, pero siempre llevé algo aprendido, algo vivido. Otras tuvieron éxito al principio y después se torcieron. Y otras continúan. Esta página que lees ahora, por ejemplo, es una de ellas.

Antes de empezar una nueva aventura suele surgir el miedo; incluso a veces te preguntas si has elegido bien, si merece la pena y si deberías echarte atrás. Sobretodo cuando te lanzas solo. Supongo que es por el miedo al cambio. Porque los cambios asustan, tanto más cuanto mayor sean. Y la vida es cambio. Espero que tengas éxito en tus aventuras. En tu vida, en definitiva.


jueves, mayo 11, 2006

 

Música, ¿maestro?


Como cualquier amante de la música, tengo una buena colección de cd’s (originales me refiero). Buena para mí por supuesto, porque la verdad todavía no he conocido a nadie que tenga unos gustos similares a los míos. “Qué música más rara escuchas hijo”, “¿pero Javi, qué es esto?” Son frases que a menudo escucho en boca de mis familiares cuando retiro los auriculares. Supongo que no les falta razón. Soy rarito en temas musicales. Y sabes, me da igual. Veamos en este post cuál ha sido mi recorrido musical.

No recuerdo cuándo me empezó a gustar la música. Tendría ¿doce años?, ¿trece? Hasta entonces sólo recuerdo las canciones de Mecano y de Serrat que mi padre llevaba siempre en el coche. En plena preadolescencia me aficioné a lo que vulgarmente llamaban “bacalao”; sin embargo no pisaría una discoteca hasta unos años después. Eran los tiempos de los walkmans, pues los discman todavía costaban mucho dinero y su tamaño era mucho mayor que los de ahora. Unos ladrillos, vamos.

Después del chumba chumba me llegó la época “rapera” (la cual duraría unos cuantos años); primero por sentirse integrado en el grupo, luego algo más profundo (ya sabes, la búsqueda de la identidad) el cambio fue total. Pantalones megaanchos, pelo largo, bum bum. Breakdance, graffiti, palabras cajas y bajos. Una nueva colección de cd’s, ya más asequibles, e incluso vinilos, con las que buscaba una identificación. Gastaba mucho dinero en música y acumulé una más que interesante colección que luego vendería a un ¿amigo? (todavía estoy esperando el dinero). Los primeros pinitos con el funk de Parliament y James Brown, el electro y el breakbeat que me acercarían a mi siguiente etapa.

De ser un hiphopero a un housero, un fiestero, ritmos electrónicos a veces incluso atronadores; del deep house al hard techno pasando por el drum & bass y el jungle. El estilo de vida que acompaña a estas músicas es un no parar, vivir a 140 bpm, lo cual te aseguro que acaba pasando factura. Noches interminables que se convierten en días; cuando vives tan rápido te parece que todo el mundo vive despacio. El bolsillo se resiente. Y el cuerpo también.

Me tranquilicé (a la fuerza) y fui descubriendo otros estilos de música más profundos y sofisticados; el funk me acercó al Jazz, música que no he abandonado y que me ha proporcionado muchos momentos de disfrute. Miles Davis, Coltrane, Evans, Hampton, Monk, Tjader…es un mundo fascinante (a mi juicio claro está). Y el jazz me acercó a la música más profunda y emotiva que existe. La Clásica por supuesto. Otro mundo inmenso, lleno de estilos, contrastes y versiones. Me quedo sobretodo con Mozart, Bartok y Shostakovich (entre otros muchos) Después de la clásica las bandas sonoras, y la electrónica más suave, el ambient y el down tempo y la música étnica.

Como ves he bebido de muchos estilos, pero aún así sigo siendo rarito. No me gusta el pop ni el rock; aborrezco el metal, el punk y demás estilos de guitarreos; también aborrezco el pop rollo El canto del loco, músicadelosgaritosdeAlonsoMartínez, el reggae, el country, la música latina (con la excepción del latin jazz) y en general cualquier música hecha en este país; la música que se hace hoy en día me parece soberana mierda (hablo de MTV, 40Principales etc etc). Tampoco soy fan de conciertos pues las multitudes me agobian. En fin, que voy a contracorriente, pero como te decía al principio, lo mismo me da. Estoy acostumbrado.


martes, mayo 09, 2006

 

Viva el Pueblo


Nos costó llegar bastante; perdidos una y otra vez y con la oscuridad cubriendo el horizonte, ese pueblo llamado Villa de Ves no aparecía por ningún sitio. Tras parar en una gasolinera de otro pueblo dejado de la mano de Dios, un fornido tío (joder el primo de Conan diría yo) nos hizo un mapa en un abrir y cerrar de ojos; seguimos al pie de la letra el mapa y por fin encontramos el mencionado pueblo. Después una carretera bacheada y luego otra cuyas curvas y anchura dejarían en ridículo a las del Rally de Montecarlo; cruzamos un embalse y dos angostos túneles, para después seguir por otra carretera ya ni asfaltada.

¡Joder, mi coche, pensaba! Y es que las vibraciones del volante eran tan fuertes que me vi obligado a sujetarlo fuertemente. Por suerte no había luz, así que no podíamos ver el barranco al que caeríamos si entraba demasiado pasado en las curvas. Un mal momento para quedarse sin frenos. Muchas bifurcaciones que nos obligaban a detenernos para consultar el improvisado mapa. Finalmente, tras bajar una pronunciada curva, llegamos a nuestro destino. El Molinar (provincia de Albacete)

Un antiguo pueblo abandonado convertido en instalaciones para campamentos y actividades de ocio. Un fin de semana de convivencia entre monitores y aspirantes a monitores en aquellas instalaciones. A priori un buen plan. A posteriori fue un gran fin de semana con algunos peros. Hubo momentos apoteósicos (e incluso algo subidos de tono), otros muy divertidos y algunas horas muertas. Practiqué tiro con arco, canoas, voleyball, juegos, etc. Muchas risas, pero también decepciones. Una de ellas fue comprobar que los porros siguen estando por todas partes. Incluso entre aquellos que desean convertirse en monitores de ocio para jóvenes (la teoría de la doble moral, haz lo que yo digo pero no lo que yo hago).

Se me hizo corto, y la lluvia apareció el domingo. Le dio un bonito toque al paisaje y en aquel momento lamenté no tener todavía una cámara de fotos. El viaje de regreso fue pesado, pero conmigo viajaban también buenos recuerdos. Que al final de eso se trata. Si algún día queréis perderos en la montaña, el Molinar es vuestro sitio. No hay cobertura, eso sí. Pero de eso se trata, no?


This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Suscribirse a Entradas [Atom]