viernes, agosto 18, 2006

 

Los genios también deben de llorar


El tipo de la foto es Gregory Perelman un matemático ruso que se hizo famoso al resolver, en 2002, la conjetura de Poincaré, uno de los problemas de matemática avanzada más complejos que existen. Dicha demostración le llevó ocho años y consta de 473 páginas. Ni que decir tiene que este tipo es un genio, pero la cosa no acaba aquí; ha rechazado premios (algunos de cuantioso valor), honores y distinciones; se ha automarginado de la comunidad científica, apenas concede entrevistas y se rumorea que seguramente rechace la Medalla Fields, el equivalente a los premios Nobel en Matemáticas1.

Vamos, el tipo está un poco amargado, pero no me extraña; seguramente cuando eres tan listo todo el mundo debe de parecerte gilipollas. ¿Vale la pena entonces tener tan privilegiada mente? Una vez oí decir que al aumentar la inteligencia desciende la felicidad. ¿Hay que ser un Homer Simpson entonces para ser feliz? No, por supuesto que no. Quizás como estas personas están algo limitadas se conforman con muy poco. Pero tanto la felicidad como la inteligencia son conceptos difíciles de definir.

Está sobradamente demostrado que las personas con muy alto CI tienen un bajo coeficiente de habilidades sociales y de inteligencia emocional y no es extraño que muchos fracasen en la escuela (menuda paradoja) y en las relaciones sociales y afectivas. Ello tampoco implica lo contrario, que aquellas que no lo tienen tengan que ser la hostia en las hhss. Supongo que la correcta interacción entre ambos tipos de inteligencia es la solución, aproximada, de la ecuación de la felicidad.

En la universidad conocí a tipos así; les envidiaba por sus notas, por asimilar tan rápidamente lo que a mí me costaba horas y horas de hincar los codos (y a veces sin éxito); también me topé con muchos profesores cuya inteligencia me impresionaba, pero que al mismo tiempo tenían una sospechosa tendencia a putear a los alumnos con exámenes imposibles y correcciones aún más imposibles. El resultado eran carnicerías al estilo La Matanza de Texas.

Sea como sea, este señor tiene mi respeto, porque en cierto modo si la ciencia avanza es gracias a estos excéntricos y locos genios, cuyo don es al mismo tiempo una maldición. Y quizás lloren por eso.

1No existen los premios Nobel de matemáticas porque la mujer de Alfred Nobel, el tipo que los creó, le abandonó por un matemático. Y cabreado, no incluyó una categoría de matemáticas….


Comentarios:
Yo siempre he sido negada para las mates.
Supongo que los genios tienen dificultades para socializar porque desde pequeños se les trata de forma diferente.
Hay un niño que vive cerca de mi casa que es superdotado y está dos cursos por delante que el resto de los niños de su edad. Es muy calladito y siempre le veo solo, sentado en las escaleras de su casa.
 
Quizá no es tanto el hecho de que no tengan habilidades sociales como el de que tienen intereses diferentes.
Se pueden sentir como cuando una persona a la que no le gusta el fútbol se encuentra en medio de un grupo cuya conversación gira en torno a estadísticas deportivas; para ese grupo será un antisocial.. aunque realmente lo que ocurra es que se aburre por dentro, no le motivan los intereses ni el nivel de lenguaje de esa gente.
Pero lo mismo esa persona en otro entorno en el que se hable de sociología orgánica, con gente que pille las sutilezas y los guiños a ese nivel, resulta ser muy dinámica.
 
Taza: a mi las mates se me dan bien, pero porque llevo muchos años estudiandolas; sigo sufriendo como estudiante y también como profesor; me he dado cuenta de que no son fáciles de explicar (de entender tampoco, pero eso ya lo sabía :) )

Taza y Herel: no quería transmitir la idea de que superdotado=solo y triste, perdon si es lo que he dado a entender. Pero sí es gente especial y diferente. Tampoco me refería a las hhss como una variable que dependa exclusivamente del entorno, las personas que tienen altas hhss son capaces de minimizar las emociones negativas incluso en los entornos mas hostiles, y luego gestionan esas emociones con gran habilidad (valga la redundancia). A mí si me metes en una conversación de música rock me aburriría como una ostra sin dua, pero incluso pasaría de las personas cuando al dia siguiente podrian estar hablando de ciencia o de música clásica, temas que me encantan.

No sé, supongo que soy así, he conocido mucha gente y a la que me he aburrido con ellos he dejado de tener contacto. Supongo que por eso tengo tan pocos amigos.
 
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