domingo, agosto 20, 2006
Cuando el círculo se para
¿Alguna vez has tenido la sensación de que tu vida se ha detenido mientras la de los demás continúa? Ya hablamos hace tiempo de los círculos, lo que representan en nuestras vidas, pero qué ocurre cuando estos se detienen? Cuando cada día es una copia del anterior, cuando todo cansa y nada apetece. Las cosas que normalmente hacías para pasar el rato, leer, ver la tele o trastear con el ordenador, de repente todo aburre.
Empiezas a cuestionarte cada detalle y cada acción como si no tuviese sentido; y eso con las actividades agradables, porque con las tareas y obligaciones es aún peor. De repente recoger la cocina o hacer esa tarea del trabajo que antes llevaba cero coma se tornan eternas y pesadas. Las manecillas del reloj avanzan más despacio e incluso da la impresión de que no quieren avanzar. Miras el calendario, eliges un día al azar y sabes perfectamente dónde vas a estar y qué estarás haciendo. Y por supuesto los problemas que antes estaban ahí ahora parecen escollos insalvables, ecuaciones sin solución, callejones sin salida, lo cual contribuye a aumentar la sensación de desesperanza.
La ansiedad entra en escena y lo envuelve todo; fumas más y más rápido, duermes mal y descansas poco, pierdes el apetito y sufres jaquecas. Te cuesta sonreír y el mal humor te controla. La mirada perdida, los suspiros, la amargura en el rostro, el cansancio y la sensación de soledad. Es entonces cuando tu vida se detiene, cuando te sientes muerto.
¿Por qué? La gran mayoría de las veces es porque algo (o alguien) ha desestabilizado la ecuación; y eso me lleva a la teoría del equilibro: al final uno recibe lo que da. Y si das dolor, tarde o temprano lo recibes, en cualquiera de sus formas; sé que esta teoría es ambigua pero por lo que he vivido le encuentro sentido, encaja. Sea como sea el círculo se ha detenido (otra vez); otro día hablamos de cómo se le da un empujón.
ÁNIMO!!
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