miércoles, agosto 16, 2006
Cap. 4 Cara a cara
Una guapa joven ataviada con unas enormes ganas de sol aguardaba sentada en el sillón del recibidor; su perfume resultaba embriagador e iba muy bien arreglada. Se abanicaba sin cesar lo que le daba un toque aún más femenino, si cabe. Me acerqué a ella y en cuanto me vio se levantó. Estábamos por fin cara a cara, después de unos cuantos meses.
Tras comer algo y una interesante conversación el asfixiante calor aconsejaba cobijarse; regresé al hotel, algo exhausto tras tan largo viaje y me tiré en la cama, conectando el aire acondicionado al máximo. No tardé mucho en caer rendido; la cama era bastante cómoda: debo decir que soy muy maniático para dormir, no soporto las almohadas blandas ni los colchones excesivamente blandos. Además debido a mi profesión y a que me gusta excesivamente comerme el tarro tengo un sueño algo inestable (mis excursiones nocturnas a la cocina son frecuentes).
Desperté unas tres horas después y tras estirarme como si fuese un gato, me levanté de la cama. Encendí un cigarrillo y salí a la diminuta terraza a contemplar la ciudad. Hacía menos calor pero ya se podía estar en la calle. Terminé de deshacer la maleta y colocar los enseres de baño. Luego me bañé y probé el hidromasaje. No era para tanto la verdad pero joder ya que pagué por ello pensaba usarlo.
Justo cuando salí del baño y mientras me secaba con la toalla el teléfono volvió a sonar. No me llaman mucho así que no estoy muy acostumbrado a oír la melodía del móvil. Curioso porque yo trabajo con móviles y estoy todo el día con ellos, probando tonos, sonitonos y esas cosas. Tras vestirme con ropa corta y cómoda me dispuse a pasar mi primera tarde en Málaga
Me he enganchado y ahora tengo una curiosidad por saber como sigue la historia...
De todos modos os adelanto que la historia salió mal
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