miércoles, marzo 22, 2006

 

La fugacidad del tiempo


Soy de esas personas que tienen un calendario del mes en la pared para tener más o menos controlado el tiempo; los días que trabajo, los que tengo clase, curso, etc etc. Empecé a usar este sistema hace casi diez años y qué curioso, no tiraba los papeles una vez concluido el mes; así pues en mis cajones hay un paquete considerable de folios, pedacitos de mi vida. El primer papel data de septiembre de 1996, el año que empecé COU. No fue un gran año la verdad. De hecho fue eso precisamente lo que me motivó a comenzar, más que la necesidad de orden y control.

De vez en cuando me gusta cogerlos y echarles un vistazo; no sólo anotaba en la casilla del día compromisos laborales o académicos. También me gustaba apuntar los días o momentos especiales, dos o tres palabras que me recuerdan los buenos momentos vividos. “Cumpleaños de….”, “excursión a”, “vacaciones en”. Desde luego no son tan expresivos como una foto, pero gracias a esto sigo recordando muchos detalles y anécdotas que me hacen sonreír. Aquellos geniales veranos sobretodo. Y me hacen darme cuenta de que han pasado ya diez años, de que el tiempo vuela.

Mucho ha cambiado mi vida desde entonces; pero sigo siendo, en el fondo, el mismo. Con mis vicios y virtudes, algo más sabio y bastante más calvo (sí! existió una época en la que tuve pelo…). Lo que no alcanzo a recordar es cómo pensé que sería mi vida hace diez años dentro de diez años (o sea, ahora). Se dice pronto, pero es un período de tiempo largo. El paso del tiempo me ha convertido en una persona más tranquila y sensata, aunque también a veces algo más fría, racional, apática.

He limpiado mi cuarto muchas veces, me he deshecho de toneladas de papeles, apuntes, cuadernos (los típicos residuos de un estudiante universitario), folletos, facturas y un largo etcétera; pero nunca he sido capaz de tirar esos calendarios. Los he tenido en la mano muchas veces, a punto de meterlos en la bolsa de basura, pero siempre me echo atrás y los vuelvo a dejar en el cajón. Me gusta conservarlos. No tengo muchas fotos así que en cierto modo, los considero como tales.

No sé dónde estaré en el 2016 (espero que vivo, eso sí); seguiré haciendo el calendario cada mes, y dentro de diez años si seguimos viéndonos por aquí, te lo contaré. De momento la tarde se me está haciendo eterna, pero sólo en apariencia. Así es el tiempo, nos engaña, pero es fugaz. Ya está listo el calendario de abril y el de marzo a punto de salir de la pared. Uno más para mi colección.


Comentarios:
Veo que no soy la única que guarda ese tipo de cosas :)
 
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