domingo, febrero 12, 2006

 

Pasta, pasta y más pasta

Mi hermano trabaja en una tienda de juguetes ubicada en un centro comercial de La Moraleja, posiblemente la zona más pija de Madrid (junto con el barrio de Salamanca). He estado allí unas cuantas veces para ir al cine y el sitio, desde luego, se corresponde con su fama. Tiendas de diseño, joyerías, ropa de marca, un lugar hecho a medida de los que disfrutan de una Visa Platinum de crédito casi ilimitado. El otro día me trajo una revista con muchos productos que le dieron allí, una también hecha a medida; creo que el artículo más barato no bajaba de trescientos euros. Si algún día te pasas por allí te recomiendo que le eches un vistazo a la gente; hay de todo por supuesto, pero la mayoría son ricos y pastosos que se pasean con cierto aire de superioridad. Mil euros puestos, son como otra raza.

Sin embargo no puedo pecar de hipócrita; me gusta el dinero, para qué te voy a engañar. Pero, ¿hasta qué punto sería más feliz con más pasta? Me compraría mucha ropa; quizás hasta cambiase de coche. Me iría de viaje con mucha más frecuencia. Tendría en casa un fantástico equipo de Home Cinema con una de esas teles extraplanas enormes; que leches, me compraría un piso (ya que estamos fantaseando, hagámoslo bien). Bueno, y un BMW Serie 3. No, que coño, un Porsche 911 Turbo. ¿Un piso? No, un chalet, y otro en la sierra para ir los fines de semana. Fíjate, empecé pensando en comprarme algo de ropa y he acabado con un puto chalet en la sierra. Así es el dinero, cuando empiezas a tener demasiado paralelamente dejas de valorarlo. Por ello valoro bastante los aproximadamente quinientos euros que tengo en mi cuenta.

Lo material, por muy bonito que sea, no podrá darnos una felicidad; podrá hacernos sentir mejor en determinados momentos, podrá ayudarnos a alcanzarla, pero nunca nos la dará. Pero también lo necesitamos. Y cuesta bastante ganarlo. Tampoco creo que sea bueno moverse en el mundo por dinero. Pero qué bien nos vendría un pellizco………


Comentarios:
Pienso de la misma manera.
Hay cosas que por mucho dinero que tengas, son completamente inalcanzables, por suerte.
Y digo por suerte porque son las únicas cosas que nos hacen a todos iguales.
La salud, el amor, la inteligencia... en esos aspectos, cada uno tiene lo que le toca y no lo que puede comprar.

Ahora que está claro que sin dinero hay sueños inalcanzables, como poder compartir tu felicidad con tu pareja bajo el mismo techo o hacer realidad los viajes que siempre imaginaste... Está claro que a veces no es capricho: lo necesitamos.

Como suele decir un conocido: el dinero no hace la felicidad, pero ayuda mucho!
 
Si, el dinero es imprescindible, menos mal que las cosas que merecen la pena no se pueden comprar.

A ver si nos toca la lotería.....


Es broma :)
 
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