jueves, febrero 16, 2006

 

El baúl de los recuerdos


Hace un rato me puse a escuchar música, algo que hago a menudo cuando me toca trabajar, y escuchando una canción en concreto que me gusta bastante me vinieron a la cabeza imágenes de hace unos meses, recuerdos y sentimientos que tenía. No es algo extraño, pues con la música me suele suceder. En concreto recuerdo que solía escuchar esta canción en el largo trayecto en transporte público hacia la oficina, cuando no disponía de coche. Parece que haya pasado una eternidad desde octubre del año pasado. En mi memoria quedan esos momentos, así como muchos otros vividos, inmortalizados en mi cabeza, convertidos en moléculas químicas por la acción del sistema nervioso.

Los primeros recuerdos nítidos de mi vida se remontan a mis cinco años de edad; una fría mañana de invierno en la que mi madre me había ido a buscar a la guardería en el viejo SEAT 127; había caído una fuerte nevada (era habitual en aquella época en Madrid) y me tuve que fabricar incluso unas raquetas improvisadas para poder caminar por aquel manto blanco. Lo que pasó después por supuesto no puedo recordarlo; siguen varias imágenes de algunos momentos con mi familia, y a partir de los 12 o 13 años ya puedo recordar mejor más cosas. Supongo que en este extraño proceso que contiene las preguntas ¿quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos? No podemos disponer de una respuesta, sólo tenemos nuestros recuerdos; alegres, tristes, aburridos, divertidos, intensos y nostálgicos. Nosotros.

¿Qué seríamos sin ellos? Nada, sólo una carcasa. De hecho son tan importantes que el cognitivismo, una de las bases de la psicología moderna, opina que nuestra conducta y forma de funcionar está construida en base a esos recuerdos, amen de modelos de conducta aprendidos durante la infancia. Vamos, que es lo que nos motiva, lo que nos mueve, en gran parte. Ese baúl que contiene toda nuestra vida, que no para de llenarse hasta que decimos adiós hacia el sueño eterno.

Algunos recuerdos son tan dolorosos que lo mejor es dejarlos en el fondo del baúl, pero no sacarlos de él. Porque de lo malo, del dolor, se aprende más que de lo bueno; nos ayuda a fortalecernos, a madurar, y a saber apreciar mejor lo bueno, Nos enseña que la vida no es un camino de rosas precisamente, que los sinsabores y putadas siempre estarán ahí, en el baúl. Pero rodeadas por todas partes de momentos agradables.

La memoria es tan misteriosa que ni los científicos terminan de comprender cómo funciona; hay quien dice que en un futuro podremos crearnos los recuerdos que queramos (como en Desafío Total, no sé si la has visto). Técnicamente no habría mucha diferencia; quiero tener un recuerdo de un viaje a no sé dónde. Por supuesto no viajaré, pero mi mente me hará creer que así ha sido. Espero que es hipotética situación no suceda nunca; algo difícil, al ritmo en que avanza la ciencia. Que el baúl exista de verdad, que no sea artificial.


Comentarios:
No sé si a ti te pasará lo mismo, pero cuantos más años cumplo mejor recuerdo cosas que pasaron durante mi infancia.
Será verdad que la "vejez" (ejem, no somos viejos, digamos "madurez" mejor ;) nos acerca a la niñez?
Hay veces que me sorprendo recordando cosas que no sabía que estaban allí.

El baúl de los recuerdos artificial sería algo espeluznante sin duda...
 
Qué curioso eso de recordar cada vez mejor. Yo, al contrario, cada vez estoy menos seguro de lo que recuerdo, de si lo que recuerdo era así, o estoy mezclando trocitos de historias diversas para formar algo sólido. Pero una cosa que tengo bien bien grabada es el primer día que mi madre me llevó al parvulario y me "abandonó" allí, lo recuerdo bien porque fue un pequeño trauma para mí el sentirme abandonado, ya que no sabía de qué iba eso, ni que volverían a buscarme.
El recuerdo empieza subiendo las escaleras y girando hacia la izquierda por un amplio pasillo vacío de atmósfera anaranjada, entramos en un aula y mi madre se puso a hablar con una señora; yo me despisté entreteniéndome con los otros niños que ya estaban dentro, pero no tanto como para no darme cuenta, en un momento dado, de que mi madre se acababa de marchar de plumazo sin avisarme. Y entonces salí al pasillo detrás, y la pude ver corriendo, escapando, un segundo antes de que girase a la derecha hacia las escaleras... y mientras la profesora me agarraba y me metía adentro de nuevo.
o lloraba, la profesora me sonreía intentando ganarse mi confianza, y los demás niños los recuerdo como inanimados, autistas y observantes de mis lágrimas... luego me puse a jugar en circulito con los demás con las piezas de Lego con ruedas, con las que se formaban trenecitos y sobre las que se enganchaban otras piezas con cabezas, dos por "vagón"...
 
El primer día de colegio suele ser traumático para todos........sí, yo también lloré como una magdalena jeje
Algunos recuerdos son tan intensos que permanecen grabados de forma muy nítida; normalmente son los asociados a las emociones más intensas que existen: odio, amor, tristeza, alegría.... ¿serías capaz de recordar el peor día de toda tu vida? ¿y el mejor?
 
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