viernes, enero 20, 2006

 

Pasado, presente y futuro


Tengo veintiséis años, recientemente cumplidos. Nací a las 3 de la tarde de un dos de diciembre de 1979 y crecí en el madrileño barrio de Tetuán. Mi madre me recuerda como un niño regordete, de preciosa melena y algo travieso, un poco asustadizo pero muy cariñoso. La verdad fueron tiempos felices, muy felices. Pero poco recuerdo ya de todo aquello; eran los primeros años de matrimonio de mis padres y vivíamos en un pequeño piso. No teníamos gran cosa, pero nunca me faltó de nada. Tenía unos padres que me querían y se dejaban la piel por mí, un hermano que era mi mejor amigo y una vida tranquila, alejada de problemas y protegida por la inocencia de la infancia. Entre semana iba al colegio y los fines de semana los pasaba en casa jugando o saliendo con mi familia. La verdad es que no tenía muchos amigos, pero me sentía totalmente lleno.

Han pasado muchos años desde entonces y las cosas han cambiado bastante; me miro al espejo y no sé qué es lo que queda de aquel niño. Mi familia ya no es lo que era desde luego; de hecho a veces es difícil hasta llamarlo familia. ¿Qué es lo que ha ocurrido? ¿Cómo es posible que todo se fuese a la mierda, que cada uno vaya a su bola? Supongo que todos tenemos nuestra parte de culpa. Ya soy un adulto y como tal tengo responsabilidades. Trabajo, estudio, pago letras de un coche, tengo tarjeta de crédito y número de la seguridad social. A los ojos del sistema soy un ciudadano más. Dejé Tetuán hace bastantes años y ahora vivo en un pequeño pueblo en el que nunca me he sentido integrado. Bueno, miento, sí que lo hice, de la manera equivocada. Y luego tuve que des-integrarme.

Antes tenía la extraña sensación de aquí ya no pintaba nada, que necesitaba un cambio muy grande en mi vida, tan grande que implicaba una estancia en el extranjero. Era un presentimiento, pues sentía que había tocado ya el límite de lo que podía arreglar en mi vida. No me atreví a dar ese cambio; sigo buscando mi lugar, mi futuro, mi camino. Me dicen que aparecerá cuando menos lo espere. Por eso me gusta el senderismo. Cada vez que hago una ruta creo que me acerco más a ese camino. Llevo ya bastante sin hacer una excursión y lo echo de menos. Por eso este domingo me acercaré a un pueblecito de Toledo, impulsado por el motor de Jano. Estrenaré mochila y una chupa de montaña que espero comprarme mañana (la visa va a echar humo). Espero encontrarme con algún paisaje agradable que me permita contemplar el horizonte. Tan inmenso, tan grande, como el futuro. Sea cual sea mi caminó, lo encontraré.


Comentarios: Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]





<< Inicio

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Suscribirse a Entradas [Atom]