viernes, enero 27, 2006

 

Miedo al miedo


Coge el manillar con las dos manos, contrólalo y empieza a pedalear. Mantén el equilibrio y verás que no pasa nada.
—¡Qué miedo, me voy a caer! ¡Jo no quiero! ¡Por favor papá, dejémoslo para otro día!
—Vamos, adelante. Ya es hora de que aprendas a montar en bicicleta
.

Me subí en la bici y tragué saliva; estaba tan nervioso que me puse a temblar; por mi cabeza pasaban imágenes de mí mismo, tumbado en el suelo, llorando y sangrando por alguna herida. Pero no tenía escapatoria. El momento había llegado. Suspiré y puse los pies en los pedales; ya no estaban esas ruedecillas que me mantenían pegado al suelo, que me facilitaban el equilibrio. Tenía que aprender sin ellas. Todo era tan sencillo cuando estaban. Ejercí la fuerza con las piernas y la bici comenzó a moverse lentamente, zigzagueando.

—¡¡Me voy a caer, me voy a caeeerrr!! —gritaba asustado.
Y unos segundos después, me caí; estaba en el suelo, llorando y sangrando por una rozadura que me había hecho en la rodilla. Justo como había imaginado.

—¿Lo ves? ¡¡Me he caído!! ¡¡Te dije que me iba a caer!! ¿Por qué me haces esto?
—Te has caído porque has querido caerte; tenías tanto miedo de que te pasase que te ha sucedido. Levántate. Veamos esa herida. ¡Pero si no es nada! Ve a que tu madre te la cure y después, dentro de un rato, volvemos a intentarlo
.
—¿Otra vez? No por favor, otra vez no.
Javier, vas a aprender a montar en bicicleta. Aunque te caigas, aprenderás. Ya tienes doce años, y con el paso del tiempo aprenderás que la vida son hostias, y hay que saber levantarse, y que de cada trompazo, algo habrás aprendido y más fuerte serás. Pero cuidado con aquellos que te das porque has querido darte, que de esos, es más difícil levantarse.

Volví a intentarlo poco después, y esta vez cuando supe que iba a caerme apoyé el pie; seguí practicando y varios días después ya dominaba la bicicleta. De hecho la llevaba a todas partes. Me convertí en todo un bicivolador e incluso me atrevía a hacer caballitos, derrapes y otras piruetas. Alguna marcha a la montaña también cayó. Por supuesto me caí muchas veces, por cometer alguna imprudencia, por estar el suelo mojado o ir demasiado rápido; y mi rodilla también sangró varias veces. Pero sabía montar en bicicleta y cuando montaba en ella no tenía miedo de caerme.

El miedo es un mecanismo de defensa de la mente (o el cuerpo) ante ciertas situaciones; está caracterizado por un estado de alerta, aumento de la presión cardiaca, sobreinyección de adrenalina, aumento de la temperatura, sudoración, etc etc. Cabe aquí distinguir entre dos tipos de miedo, los irracionales (problemas que no existen o sobredimensionados) y los racionales (normalmente vienen precedidos de estímulos o problemas externos y reales). Cuando el miedo es generalizado aparece lo que se llama la angustia, y ésta provoca la aparición de la ansiedad, un estado de máxima alerta ante peligros o amenazas que nos prepara para afrontarlas.

Es normal que aparezca en muchas situaciones; pero a veces se sobrepasa el límite y aparece por problemas que no existen pero que tememos que aparezcan. Tememos esos sentimientos, esos conflictos, tanto a veces que nos provoca un profundo dolor sólo pensar que pudiesen suceder; y por ello acabamos prisioneros de un estado de máxima ansiedad, que curiosamente suele acabar provocando esos conflictos que no queremos que vean la luz. Es lo que se conoce vulgarmente como miedo al miedo. Y este estado si perdura demasiado puede empeorar hasta lo que se llama ansiedad generalizada, el cual al empeorar evoluciona a los que normalmente se conoce como depresión (otro día hablamos de ella).

La mente tiene mecanismos de defensa muy poderosos para tratar de defenderse de estas emociones; la más usada es la evitación, la huida. Después viene el autoengaño, la justificación ante uno mismo, la negación. Y finalmente el olvido. Hasta que vuelve a suceder. Y el ciclo vuelve a empezar. Nadie es perfecto, desde luego y el que nunca se haya sentido así, o no es humano o está mintiendo; todos estamos condenados a caernos de la bicicleta, más tarde o más temprano. Es la única forma de aprender a montar. El problema es cuando tememos caernos estando de pie. Nos caemos, y luego es más difícil levantarse. Qué complicados somos y qué sencillos al mismo tiempo.

Comentarios:
También yo tuve demasiado tiempo los ruedines puestos en la bicicleta. :-)

La verdad es soy una cobardica patológica con miedo a casi todo lo que desconozco, aunque con el tiempo parece que estoy consiguiendo dominarlo.

Cuando me enfrento a algo que me produce ansiedad intento decirme: "total; ¿qué es lo peor que me puede pasar si hago esto?"

Normalmente la respuesta es tan ridícula que me doy cuenta de que mi miedo no tiene razón de ser.

No sé si habrás leído alguno de los libros de la saga de Harry Potter, o si has visto alguna de las películas.

Los libros desde el punto de vista estrictamente literario no tienen mucho valor, pero su éxito radica, creo yo, en la habilidad de la autora -que se confiesa amante de las novelas policíacas y de intriga- para distribuir y dosificar las pistas y sorprender al lector.

En cuanto a originalidad... tiene, pero hay muchos otros escritores que la superan con creces. El caso es (que me estoy liando más que una peseta de fideos...)que entre lo más original que se ha inventado J.K. Rowling están los dementores (aunque por el aspecto recuerden un poco a los nazgul de el Señor de los Anillos).

Son unos seres que absorben la alegría y los sentimientos positivos de la gente, con lo que crean en su interior un vacío en el que salen a flote sus peores experiencias, sumiéndoles en la desesperación y bloqueándoles.

Es decir, que son la esencia misma del miedo, que saca nuestros temores y nos impide actuar.

Me pareció una idea fascinante, de ésas que, como escritora aficionada hacen que me entre una envidia feroz y me pregunte por qué no se me ocurren a mí cosas así. XD

P.D.: Pues no, la verdad es que no he oído la banda sonora de El bosque, pero sí que me pareció muy bonita la música cuando vi la película, así que buscaré el CD. Gracias por la recomendación. :-)
 
No he leído los libros de Harry Potter; me mantuve aislado del fenómeno hasta que vi un par de películas y tengo que reconocer que me gustó. Estoy de acuerdo en que no hay para tanto y no son joyas literarias, pero entretienen a los niños y los padres van detrás al cine...Las películas me parecieron muy entretenidas, me gusta el cine fantástico.

No conocía a los dementores, pero ahora que los mencionas quizás existan de verdad y no podamos verlos; están por ahí merodeando, esperando su oportunidad para actuar.

Parece increíble que una idea feliz se traduzca en millones de euros y fama; pero creo que la escritora, si lo es de corazón, estará contenta por haber logrado formar parte de la vida de tantos millones de personas con algo que ha salido de su mente.

Con respecto a la BSO de El Bosque, si quieres, facilítame una dirección de correo electrónico y te la paso.

Un saludo
 
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