viernes, enero 13, 2006

 

La puerta de Jano


Ianus es el dios romano de las puertas, del comienzo, y está asociado a este mes que acaba de comenzar (ianuarius); esta relacionado con las puertas porque cruzar una implica la entrada a un nuevo lugar. Jano se representaba antiguamente como un hombre de dos caras, una que mira hacia delante (el futuro) y otra hacia atrás (el pasado). Y así se va a llamar mi coche, por sugerencia de una amiga, que me descubrió a esta deidad. De hecho creo que yo mismo debería llamarme así, no por ser un dios por supuesto, sino por la cantidad de puertas que he tenido que atravesar estos últimos años. No quedaba otra, no había otra forma. Y lo hice. Pese a todo, a veces me acompañaba la sensación de que por muchas puertas que cruzase, siempre acababa en el mismo sitio, de que camino en circulo Sí, sé que no es así, que al cruzar una puerta algo te llevas del lugar que dejaste, pero tanto me cuesta verlo a veces que lo que consigo me sabe a poco. O sólo me quedo con lo malo. Es algo que estoy intentando cambiar.

Nos pasamos la vida cruzando puertas; algunas implican un mero desplazamiento físico y otras un cambio mucho más profundo. El problema es que la mayoría son opacas. No podemos ver lo que hay detrás. Sólo vemos el lugar en el que estamos. ¿Qué hay al otro lado? Por eso nos cuesta tanto cruzar algunas. ¿Abandono esta habitación y paso a la siguiente? ¿Debo pasar? ¿Quiero pasar? Son preguntas que uno se hace cuando esta frente a una de esas puertas. Todo esta relacionado pues: las elecciones con las puertas, y las puertas con el destino. Y el destino con la balanza. Son muchas las posibilidades, pero solo vivimos una. Cada puerta es un comienzo de algo, o un final. Detrás de un final hay otro principio. Y detrás de un principio un final. Pero mientras exista el durante merecerá la pena, porque el tiempo que pasamos en esa habitación, antes de pasar a la siguiente es lo que hace que todo tenga sentido.

Jano me ha abierto nuevas puertas, y poco a poco las iré cruzando. No sé que me deparan, no sé si me traerán luz u oscuridad. Pero cruzare aquellas que creo debo cruzar, y aquellas que me dejen cruzar. Porque también a veces, aunque la tengamos frente a nosotros, no se abre. Intentamos abrirla, forzamos la cerradura, pero el picaporte no cede. Y entonces tenemos que buscar otra. No podemos entrar en todas las que nos gustaría. Tampoco es que el paso de una a otra sea rápido. Nos quedamos en algunas de las habitaciones un cierto tiempo, porque somos felices, porque estamos a gusto, porque nada nos perturba. Hasta que algo o alguien hace que aparezca ante nosotros la silueta de otra puerta. La puerta de Jano.



Comentarios:
Yo lo de las puertas lo llevo fatal, porque siempre he sido muy reacia a los cambios, pero como son ley de vida al final el destino siempre acaba haciéndome cruzarlas aunque sea pegándome un empujón.

Por cierto me ha gustado leer esta entrada porque me encanta la mitología. Tengo en casa un diccionario de mitología mundial, y cuando lo ojeo nunca dejan de resultarme curiosas las similitudes entre unas y otras, como por ejemplo en las historias mitológicas sobre la génesis del mundo. :-) Un saludo.

P.D.: Me he pasado por vuestra bitácora conjunta, D-Generación, y está interesante. A ver si puedo leer algunas entradas con más tranquilidad.
 
Los cambios siempre son complicados, inciertos,pero efectivamente si no vamos a ellos, ellos vienen a nosotros (de una forma o de otra).La incognita es saber cuando hay que cambiar.

Lo de la mitologia es algo que me ha pegado fuerte ultimamente, me gusta, y las similitudes con la "realidad" son asombrosas.

D-generacion nacio hace ya unos meses y como veras cada uno tiene un estilo a la hora de escribir, intentamos aportar cada uno nuestro granito de arena.

Saludos
 
Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]





<< Inicio

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Suscribirse a Entradas [Atom]