lunes, enero 02, 2006

 

El destino, la suerte y el azar


Es curioso que estas tres palabras tengan significados distintos y al mismo tiempo sean un intento de poner nombre a esa extraña fuerza que hace que sucedan las cosas (o no sucedan). Esa fuerza que se supone controla nuestras vidas, y que es la responsable de todo lo bueno y todo lo malo que nos pasa. A priori uno tiene la tentación de pensar que controla su vida; es posible, pero sólo hasta cierto punto. Tenemos el poder de elegir (el problema es la elección) pero nuestras decisiones pueden provocar cambios que no controlamos. Esos cambios pueden ser de nuestro agrado o pueden no gustarnos, pero a su vez provocarán otros cambios que tampoco controlamos. En resumen, que sólo controlamos una parte de nuestra vida. Lo demás viene por sí mismo.

El azar fue un intento de la ciencia de poder cuantificar estos cambios; su forma matemática estricta, la estadística, responde a la necesidad de calcular las probabilidades de que un suceso ocurra o no lo haga. Lanzo una moneda al aire y tengo un 50% de probabilidades de sacar cara y otro 50% de sacar cruz. Si los sucesos se complican (probabilidad de sacar un catorce en las quinielas por ejemplo) las ecuaciones también. Sin embargo resulta imposible calcularla para muchos otros sucesos. ¿Cuál es la probabilidad de que dentro de diez años siga vivo? ¿Cuál es la probabilidad de que dentro de veinticinco años esté casado? De mí depende, desde luego, pero no sólo de mí. Vamos, que de algún modo todos los sucesos están conectados entre sí, y sólo controlamos algunos. El destino, por otra parte, responde a una cierta necesidad mística de explicar por qué nos han sucedido las cosas. Se suele decir que “fue el destino el que me hizo conocer a aquella chica” o “fue el destino el que me hizo haber tomado esa decisión”. Así pues este ente decidiría lo que nos pasa, lo bueno y lo malo, y su decisión sería irrefutable. Personalmente no me acaba de convencer. La suerte……..bueno, sí, se usa mucho coloquialmente, en algunas situaciones en las que efectivamente algo sucede, pero siempre requiere una acción previa nuestra. Vamos, que la suerte hay que buscarla (y jugar el partido………)

Si cualquier persona se pusiese a analizar su vida, recordando los momentos importantes, las cosas que le han sucedido, los cambios, las decisiones importantes y las situaciones a las que ha tenido que hacer frente, etc, seguro que sacaría una gran lista. Lo curioso es que muchas veces, los grandes cambios que hay en nuestra vida vienen precedidos por un suceso que apenas dura segundos. Una llamada de teléfono, una conversación, un encuentro o un descubrimiento que luego a medida que pase el tiempo provocarán gigantescos cambios. Y esos pequeños instantes son la base de todo. Pasan muchas veces desapercibidos, pero ahí están. ¿Será suerte? ¿Azar? ¿O destino?. Imagino un mundo en el que sólo sucediese lo que quisiésemos que sucediese. Sería un caos, pues sólo nos ocurrirían cosas buenas y seríamos incapaces, con el tiempo, de apreciar nada. Pero sí, joder, hay cosas que ojalá sucediesen como nosotros queremos que sucedan. No es así, y mientras construimos (y mantenemos) nuestra vida, tenemos que irnos acoplando a lo que nos pasa. Así pues te deseo las tres, buena suerte, buen destino y..... pues que haya una alta probabilidad de que suceda lo bueno.


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