lunes, enero 02, 2006
El destino, la suerte y el azar

Es curioso que estas tres palabras tengan significados distintos y al mismo tiempo sean un intento de poner nombre a esa extraña fuerza que hace que sucedan las cosas (o no sucedan). Esa fuerza que se supone controla nuestras vidas, y que es la responsable de todo lo bueno y todo lo malo que nos pasa. A priori uno tiene la tentación de pensar que controla su vida; es posible, pero sólo hasta cierto punto. Tenemos el poder de elegir (el problema es la elección) pero nuestras decisiones pueden provocar cambios que no controlamos. Esos cambios pueden ser de nuestro agrado o pueden no gustarnos, pero a su vez provocarán otros cambios que tampoco controlamos. En resumen, que sólo controlamos una parte de nuestra vida. Lo demás viene por sí mismo.
Si cualquier persona se pusiese a analizar su vida, recordando los momentos importantes, las cosas que le han sucedido, los cambios, las decisiones importantes y las situaciones a las que ha tenido que hacer frente, etc, seguro que sacaría una gran lista. Lo curioso es que muchas veces, los grandes cambios que hay en nuestra vida vienen precedidos por un suceso que apenas dura segundos. Una llamada de teléfono, una conversación, un encuentro o un descubrimiento que luego a medida que pase el tiempo provocarán gigantescos cambios. Y esos pequeños instantes son la base de todo. Pasan muchas veces desapercibidos, pero ahí están. ¿Será suerte? ¿Azar? ¿O destino?. Imagino un mundo en el que sólo sucediese lo que quisiésemos que sucediese. Sería un caos, pues sólo nos ocurrirían cosas buenas y seríamos incapaces, con el tiempo, de apreciar nada. Pero sí, joder, hay cosas que ojalá sucediesen como nosotros queremos que sucedan. No es así, y mientras construimos (y mantenemos) nuestra vida, tenemos que irnos acoplando a lo que nos pasa. Así pues te deseo las tres, buena suerte, buen destino y..... pues que haya una alta probabilidad de que suceda lo bueno.
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