sábado, diciembre 24, 2005

 

El problema es la elección


Muchas veces, en este largo proceso que es la vida, nos encontramos con situaciones en las que debemos tomar una decisión; cuando somos pequeños normalmente nuestros padres deciden por nosotros. Eligen la ropa que llevamos puesta, lo que comemos, el colegio al que asistimos, la hora a la que nos levantamos y a la que podemos acostarnos, el tiempo que podemos dedicar al ocio, etc. Somos totalmente dependientes de ellos. A medida que crecemos y nuestro yo se va formando nos damos cuenta de que necesitamos decidir, de que queremos elegir y de que ya no nos gusta que elijan por nosotros. No queremos llevar ese jersey, ni tomar pescado para cenar (cuántas discusiones tuve con mi madre por esto), ni acostarnos a las once de la noche porque no nos da tiempo a ver esa peli que echan en la tele. Paralelamente a ese proceso de formación personal, aparece también (o debería) el sentido de la responsabilidad, y que con el tiempo, hasta la etapa adulta, irá evolucionando hasta formar la conciencia; se puede llamar de muchas formas, me refiero a esa identidad personal, única e intransferible que tenemos todos.

Esa “conciencia” (con tu permiso, y sin él, lo llamaré así) es la que nos mueve, la que nos hace funcionar de una forma o de otra; muy ligada a los sentimientos, a las emociones y a nuestras experiencias y apetencias es la que se encarga de tomar elecciones. De la más trivial (¿qué desayuno hoy?) a la más compleja (pon aquí la que más te haya costado tomar). Algunas de esas elecciones resultan trascendentales, hasta el punto de que nuestra vida puede cambiar totalmente según el camino escogido. Son tan importantes que tienes la sensación de que elijas lo que elijas te has equivocado. Así pues uno intenta escoger la que menos problemas vaya a generar. Aún hay otras más complicadas. Las que te ves obligado a elegir entre lo que te pide el corazón y lo que te dicta la cabeza.

Sí, esas son las más complicadas; las que no te dejan dormir, las que no paras de dar vueltas en la cama y las que te vuelven loco. Pero hay que tomarlas, no queda otra. Supongo que así es la vida; llena de momentos de cambio; escribía hace unos meses en un artículo de d-generación que “…porque así es la vida; una evolución e interacción constantes, un proceso único que siempre tiene el mismo final, pero nunca iguales argumentos. Una especie de película que nos pertenece a cada segundo que pasa, en la que somos director, guionista y actor a la vez. Un cambio que algunas veces no es de nuestro agrado e incluso nos viene impuesto. La vida es cambio…” Qué miedo dan a veces. Pero siempre vienen precedidos de una elección. El problema es la elección.

Comentarios:
Como verás, hoy estoy tras tus pasos. te invito a faro de estrapia con el nuevo año.

un abrazo
 
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