miércoles, abril 20, 2005

 

Paco y Lucia, Stephen Hawkins y los treinta metros cuadrados

Todo empezó hace 6 años en una fiesta universitaria de sábado noche. La conocía de vista, puesto que su hermana era muy amiga de un amigo de un amigo (¡vaya lío!). Él fingió ser un apasionado de la música clásica y con ese pretexto se acerco a hablar con ella. Lucia es una gran violonchelista y no tardo en descubrir que el pobre Paco de música clásica sabia mas bien poco. Pero no importo demasiado. Había surgido una chispa que crecería con el paso de los años. Y hoy por hoy son una de las parejas más felices que conozco. Transmiten una felicidad y unas ganas de vivir que pocas veces he percibido.

Viven juntos en un pequeñísimo piso de exactamente 29,70 metros cuadrados, en el barrio de Chamberi. Así que cuando vieron por la tele a la ministra de vivienda hablando de los famosos pisos de treinta metros cuadrados los dos al unísono se abrazaron y se echaron a reír. Pero no era una risa malévola. Ambos sueñan con una casita en el campo y un todoterreno que les permita llevar a sus futuros pequeños a caminar por las rutas de senderismo de Cangas de Onis, lugar donde hace años pasaron el mejor fin de semana de sus vidas (y se prometieron que algún día traerían allí a sus hijos). Pero de momento con su ajustadísimo presupuesto solo pueden soñar. Eso es gratis.

Paco trabaja de contable en una pequeña empresa de mensajeria, y Lucia da clases particulares de violonchelo; antes daba conciertos esporádicamente, pero pese a que es una excelente músico las cosas en este campo no le fueron como deseba. Recibió, hace tiempo, una oferta de la Orquesta Filarmónica de Boston. Oferta que desecho. Tuvo que escoger entre su chico o su carrera. Y eligió a su chico. No volvieron a llegar las ofertas. A Paco tampoco le fueron muy bien las cosas. Consiguió terminar empresariales pero no tuvo mucho donde poder elegir. Empezó de becario en una multinacional, mas no tenia la garra y la agresividad que sus jefes buscaban. Era un mundo reservado para los poderosos MBA. A partir de ahí solo conseguía contratos temporales y con sueldos miserables. No perdía la sonrisa aunque a veces quisiese echarse a llorar.

Si les preguntamos a nuestra parejita quien es Stephen Hawkins probablemente responderían que un tipo en una silla de ruedas (mas de uno sabría responder esta pregunta gracias a los Simpson). Cierto, pero con su permiso añadiré algo mas: es un físico que intento, sin éxito, desarrollar la gran Teoria de la Unificación; una teoría que englobe todas las interacciones del Universo, en especial la gravedad, esa fuerza de la que sabemos bien poco. Además postulo la existencia de universos alternativos, derivados de la interpretación de Copenhague de los pilares de la mecánica cuantica. Paco y Lucia me miran con expresión de asombro e incredulidad. “Si, me temo que hay un universo en el que no estáis juntos porque tu Paco, no te atreviste a hablar con Lucia. Y por ello nunca os conocisteis y nunca os enamorasteis” “Que universo tan horrible” —exclamo Lucia, apoyando su cabeza sobre el hombre de Paco. “Espero que haya un universo en el que vivamos en un piso algo más grande” —afirmo Paco. Y los tres nos echamos a reír.

Cuando les conocí me costaba aceptar esa felicidad que emanaban. Solo te digo que cuando me invitaban a tomar café a su casa fisgaba, a escondidas, entre los cajones esperando encontrar alguna caja de prozac o incluso algo mas fuerte. Lo único que encontré fueron aspirinas. Sus posesiones eran escasas. No es que fuesen pobres, pero los mas de 600 euros que pagaban de alquiler no les daban muchas opciones. Por eso me gustaba tener un detalle con ellos de vez en cuando. Se portaron muy bien conmigo y me ayudaron cuando necesite ayuda. Pese a lo felices que son, no todo fueron días de vino y rosas; también compartieron lagrimas, discusiones y peleas. También supieron superar esos percances.


Te voy a ser sincero. Paco y Lucia no viven en Chamberi ni confinados en treinta metros cuadrados, sino en algún rincón de mi cabeza, confinados en treinta micras cúbicas. Los he invocado para escribir este articulo. Me han ayudado a intentar transmitir un mensaje que espero hayas sabido captar. Sé que hay muchos Pacos y muchas Lucias ahí fuera. Yo espero encontrar algún día a mi Lucia. Sobretodo espero atreverme a iniciar la conversación. Y no me importaría vivir en un piso de treinta metros cuadrados. Por suerte, de música clásica sé un rato.

Comentarios:
Te enlazo nuevamente. saludos a paco y lucia
 
Amigo, tenemos que hablar seriamente sobre cómo reconducir tu futuro. Tendrías que haber sido escritor ;-) Eres un maestro. Confía, lo conseguirás. No olvides que el tiempo pone a cada uno en su lugar.
 
Gracias a los dos, nunca es tarde para aprender de un maestro Aitor, un abrazo!
 
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