miércoles, abril 13, 2005

 

La cuenta atrás

Cierta tarde de domingo, lluviosa y aburrida, decidí fisgar en los cajones de mi cuarto para ver que me encontraba. Apareció, entre una marabunta de papeles y recibos del banco, un álbum de fotos. Lo cogi y tras abrirlo empece a mirar las instantáneas. Entonces la química neuronal activo los recuerdos y le dio al botón del play. Hojeando aquel álbum me llamo la atención en particular una foto, y en esa foto un rostro.

Se llamaba (palabra clave) Iván y fue uno de mis mejores amigos, hasta que la distancia y los cambios nos fueron separando. En aquel preciso instante en que se tomo esa fotografía (tumbados en el césped de una piscina, disfrutando de una calurosa tarde de verano), Iván no podía siquiera imaginar que moriría de cáncer años mas tarde. Por desgracia puedo apostar que su masivo consumo de estupefacientes acelero el proceso.

Las arenas del tiempo se mueven en nuestra contra desde el momento en que los núcleos del espermatozoide y el óvulo se fusionan. Es el origen de una nueva vida, que ya esta condenada a desaparecer. Cuánto tiempo vivirá es una cuestión de ¿suerte?, ¿azar?, ¿Elección? ¿Dios? Como mucho muchísimo pueden ser 100 años; como poco un mes, o unos días, por efecto de la RU-486.

El caso es que tengo 25 años y me considero afortunado por seguir vivo. Y cuando me muera, espero haber dejado atrás una vida satisfactoria. Por supuesto espero que eso ocurra lo mas tarde posible, aunque más de una vez haya descendido al decimo nivel del infierno. Pero aunque me resista a creer que tras la muerte hay una vida eterna (cuantas veces habré trazado en un papel el signo del infinito, y sigue sin entrar en mi cabeza) tampoco quiero aceptar que simplemente es el fin, y no hay nada. Quizás sea una pregunta sin respuesta.

Es difícil explicar desde un punto de vista científico lo que es la muerte, debido a que todavía se desconoce que es la vida y por que existe. La mayoria de las civilizaciones y culturas que han poblado el planeta a lo largo de la historia han desarrollado rituales y ceremonias sobre la muerte, y aun hoy en pleno siglo XXI muchos de estos rituales perduran (y perduraran). Sin embargo, la ciencia no ha parado de buscar respuestas y sigue preguntándose si el concepto de inmortalidad es tan ilógico y absurdo como puede parecer a priori. En otras palabras, si podemos convertirnos en dioses.

Como (casi) científico que soy dudo mucho que alcancemos la inmortalidad; quizas se consiga alargar la vida unos años mas. Pero negar la muerte es negar una de las leyes fundamentales de la naturaleza, y si lo intentamos esta reaccionara de alguna forma. No podemos ganarla, por mucho que lo intentemos. Ella siempre gana.

Sin embargo Iván, este donde este (o aunque no este), ya es inmortal. Porque sigue viviendo entre todos los que le conocimos; su familia, sus amigos, sus novias. Por eso me gustan las fotografías. Sean recuerdos alegres o tristes, son recuerdos, momentos que han quedado inmortalizados, y aunque el papel se descomponga el recuerdo queda. Y la muerte no tendrá señorío.

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Comentarios:
Eres grande, Javi. Pelea y vencerás.
 
Gracias Aitor, tu si que eres grande
un saludo
 
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