viernes, abril 15, 2005

 

Historias para no dormir

El vagon estaba lleno de gente, muy propio de una tarde de sabado en Madrid. Podia ver parejas jovenes, matrimonios con sus hijos, ancianos, tipos solos en fin, de todo. Supongo que si se hiciese una encuesta en la que se preguntase cual es el dia favorito de la semana todo el mundo diria que el sabado por la tarde. Para el tambien lo era, sin duda, pero aquel dia no.

No sabia a donde coño ir, ni por que estaba en ese tren. El objetivo era encontrar algun hotel barato donde pasar la noche. La multitud le estaba agobiando y decidio bajar en la siguiente parada y salir a la calle. Craso error. La calle estaba todavia mas concurrida. Caminaba deprisa a pesar de lo cansado que se sentia. Aguantaba las lagrimas mientras trataba de esquivar a la gente. La ropa que llevaba estaba sucia y el tambien apestaba. Nada parecia tener sentido en aquel momento. Cada vez que cruzaba una mirada con algun transeunte sentia como si un puñal le atravesase la carne.

Se detuvo en un hotel de tres estrellas. No sera muy caro, penso. Ja ja ja. 120 euros por una noche. Joder. -¿de que coño van estos tios? Ni que hubiese pedido una puta-. Bajo la mirada y continuo la busqueda. Pero ¿por donde? Las horas pasaban y se le acababa el tiempo. Otra vez al metro. Cambio de linea y se dirigio a otra parte. Cuando volvio a salir al exterior el sol ya se habia marchado y la oscuridad lo empapaba todo. Las 8 de la tarde y aun no habia cumplido su objetivo.

Asfixiado por la angustia decidio darse un respiro y comer algo. Tampoco tenia tiempo para pensar que o donde, lo que queria era llenarse el estomago. Asi que entro en el primer sitio que encontro. Una tasca grasienta y con olor a futbol. Perfecto, no queria mas. Pidio un bocata de calamares y una cocacola. Mastico sin ganas el bocata, que no le sabia a nada, y bebio un par de cocacolas. Pago y volvio a la calle a intentar cumplir su objetivo.

No conocia la zona y solo deambulaba por las calles. Ya no se veian muchos peatones. Y despues de cruzar cada semaforo se sentia aun mas perdido. Pero entonces la suerte hizo acto de presencia y aparecio, tras doblar una esquina, un enorme y bien iluminado edificio. Un hotel de ¿4? estrellas. No queria tanto, pero que demonios, ya eran casi las 9 y empezaba a estar muy cansado. Una guapa recepcionista le atendio con una sonrisa. Estaba muy buena. 100 euros una habitacion sencilla. "Joder, si te subes conmigo a la habitacion los pago encantado" - penso para si mismo.

Salio del hotel y siguio caminando por la calle, hasta que paro en seco y se puso a pensar. Saco su tarjeta de credito y mirandola fijamente dijo "Lo siento guapa, pero te voy a meter una buena hostia". Dio media vuelta y regreso al lujoso hotel, imaginando como seria la habitacion. Seguro que con tele, minibar y una buena cama. Bueno, algo bueno tiene todo esto.

Era la primera vez que iba a pasar solo la noche en un hotel. Ojala tuviese alguna amiga con derecho a roce. Pero no, estaba mas solo que la una. Saco la tarjeta de credito y cuando la recepcionista la paso por la maquina sintio un pequeño pinchazo. Que le jodan. Recogio la llave-tarjeta de su habitacion y se metio en el ascensor. Cuarta planta. Un pasillo un poco angosto y puertas por todas partes; le recordaba a la peli de El Resplandor. 401, 402, 403, 404! Por fin. Metio la llave y la puerta se abrio, pero ey, donde coño estan las luces. Como un capullo bajo otra vez al hall a preguntar como coño se encendian las luces. La recepcionista con otra deslumbrante sonrisa le explico que debia meter la tarjeta en una ranura. Vaya, que cosas aprende uno.

Esto ya era otra cosa. Por fin un poco de luz. La habitacion era pequeña pero acogedora. Efectivamente tele, minibar, bueno, la cama es un poco pequeña. Se tumbo en la cama y pulso el boton del mando a distancia. No habia canales. ¿Pero que coño? ¿No se ve nada? Ah, joder, es que hay que pagar aparte. Que les jodan. Mañana tenia que estar a las 6 en pie y mejor acostarse temprano. Pero por muy cansado que estuviese tardaria en dormirse. Se desnudo y se metio en la cama, y la oscuridad se hizo de nuevo. Pensaba en la recepcionista, en que ahora llamaria a la puerta y apareceria con su sonrisa y muerta de ganas de follar. Como en una puta pelicula porno. Por supuesto no sucedio.

El silencio le resultaba molesto, pues podia oir su propia respiracion acelerada. De repente un ruido se instalo en su mente. Era como un zumbido, algo proveniente de una maquina. Encendio de nuevo la luz y merodeo por la habitacion buscando el origen de ese desagradable sonido. ¿La tele? No, estaba apagada. El minibar. El puto minibar. Joder, ¿como se apaga esto? Esta como empotrado en la pared. ¡Ostia puta! ¡Que te jodan! Se tiro en la cama y envolvio su cabeza con la almohada, deseando que ese infernal sonido cesara. De repente se sintio mas solo que lo que jamas se habia sentido en toda su puta vida. Una presion le recorria desde la cabeza hasta los pies, pasando por el pecho. No pudo reprimir las lagrimas y estas brotaron de sus enrojecidos ojos. Una sensacion de vacio absoluto, de yacer muerto en aquella cama de aquella habitacion de 100 euros. Deseo dormirse y no despertar nunca. Sus ojos se fueron cerrando poco a poco y quedo sumido en un profundo sueño; pero horas mas tarde el sonido de un despertador le devolvio a su realidad. La que el mismo se habia creado.

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