martes, abril 05, 2005

 

El nacimiento del tiempo

El comienzo fue una explosión; resulta irónico, pues las explosiones suelen marcar el final más que el principio. Pero no, dicen los astrofísicos que ahí empezó todo. Cuesta imaginar la envergadura de tal fenómeno; hemos visto el inmenso poder de la energía del átomo pero no debe ser nada comparado con la energía de toda la materia de todo el universo. Concentrada, eso sí, en un punto. ¡Un punto! Un concepto que solo existe en matemáticas, esa curiosa ciencia que es la base de toda ciencia.

En aquel preciso instante t ya no valía cero; había nacido un nuevo parametro, una nueva concepción y una continuidad. Había nacido el tiempo. Era el comienzo de algo.

Curiosamente, este parámetro ya no se detendría, seguiría avanzando y aumentando de valor; y cambiándolo todo. De los quarks a los electrones; de los electrones a los átomos; de los átomos a las moléculas, de las moléculas a la materia y a la vida. Y la vida, esa extraña anomalía que no puede dejar de cambiar, de evolucionar, de mejorarse a sí misma, de desaparecer pero tambien de renacer; de destruir pero tambien de crear. De reir y tambien de llorar.

Todo tiene un principio y tambien un fin; uno no puede existir sin el otro. Somos conscientes de esa dualidad, aunque cuando llegue nuestra hora no queramos aceptarla. Pero llegará. No podemos saber cuándo, ni dónde, ni cómo. Tampoco podemos saber qué nos encontraremos después. Y ante esa incertidumbre aparecen las creencias.

El Universo es demasiado grande, en tiempo y tambien en espacio para que podamos siquiera intentar comprenderlo. Se ha calculado en 15 eones su edad (1 eón son mil millones de años) y en 20 mil millones de años-luz su longitud (189.216.000.000.000.000.000.000 km). Ahí es nada; a veces para mi un par de horas son una eternidad, o una tarde de domingo son unos minutos. Y asi es el tiempo, siempre avanzando, nunca detendiéndose. Desde que nació lo ha dominado todo; nada escapa a su control, y nada escapa al cambio. Ni siquiera los electrones; tampoco nosotros.

Sin embargo algun día se detendrá. Morirá. Y volverá a nacer. Y el universo, las galaxias, las estrellas, la materia, la vida con él. Seguramente algo habrá cambiado. El tiempo es eterno.

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